En la ciudad de Nazaret, en Galilea, vivía una joven mujer llamada María. María estaba comprometida para casarse con un carpintero llamado José.
Un día María recibió una visita inesperada. De repente, ¡escuchó una voz muy fuerte! Ella abrió bien los ojos y vio una luz brillante, y no sabía qué estaba pasando. María cubrió su rostro y quiso esconderse de lo que fuera que estaba en su cuarto.
Pero al ver entre sus dedos, ella vio a un ser hermoso vestido de blanco.
“Hola María”, dijo el ángel, llamado Gabriel. No tengas miedo, Dios piensa que eres realmente especial. Él quiere que seas la madre de Su Hijo. Y le llamarás “Jesús”
María estaba asustada y no sabía qué pensar. Nunca había visto a un ángel. Tal vez quiso llorar o decirle al ángel que se fuera. ¡Quizás ella quiso salir corriendo! Pero no lo hizo. Ella amaba a Dios y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que Dios le pidiera.
Dios tenía un plan para bendecir a María, y Él quería bendecir al mundo a través de ella. A pesar de que estaba asustada, ella decidió obedecer a Dios.