La amabilidad en la familia
Mi familia es de cinco integrantes y dos hermosos hijos temporales. Cuando ellos llegan a nuestro hogar nos adaptamos debido a que tienen costumbres diferentes a las nuestras. Es una etapa que tiene algunos retos. Además, entendemos que son niños que han pasado por situaciones de vulnerabilidad, por lo que hace que a su corta edad puedan experimentar tensión, frustración, estrés y enojo.
Entonces, mientras nos acoplamos los unos a los otros, como familia vivimos momentos de estrés, enojo o frustración, tanto los adultos al ser padres como los niños. Sin embargo, aprendemos que no es malo sentir todo este tipo de sentimientos; lo malo es dejar que se apoderen de nosotros.
Al vivir estas etapas, les enseñamos a los hijos e hijas que no podemos olvidar ser amables y tener empatía a pesar de las dificultades. En ocasiones, cada miembro está viviendo distintas batallas; sin embargo, si queremos hacer la diferencia, debemos guiar nuestras vidas con el amor de Dios.
Hemos aprendido a enfrentar los desafíos y las dificultades juntos. Como cualquier otra familia, pasamos problemas y duelos que nos ayudaron a aprender que durante los tiempos de dificultad existe adaptación. Dios siempre está con nosotros y Él nos ayuda, por eso eduquemos desde la empatía, la amabilidad y el apoyo mutuo. Es importante tener una conexión directa con el Padre para que nos ayude a formar nuestro carácter como cristianos.
En esas etapas de adaptación también aprendemos que somos un equipo y debemos apoyarnos los unos a los otros. Tenemos la certeza de que podemos acudir a nuestra familia para apoyarnos en cualquier situación. Cada momento nos ha llevado a buscar más la Palabra de Dios, a pasar tiempo de intimidad con Dios, orar en familia y pedir Su guía.
El resultado ha sido ver el amor del Señor reflejado en cada uno. Como familia hemos aprendido a comprendernos cada día a pesar de nuestras diferencias y defectos; nos entendemos y nos damos espacio si es necesario. Nos ha llevado algún tiempo comprenderlo y seguimos aprendiendo con la ayuda de Dios. Somos diferentes y expresamos los sentimientos de distintas maneras, pero lo importante es el amor de Cristo que nos fortalece y nos ayudar a encontrar una salida y solución. Efesios 4:32 (NVI) dice: “Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”.
Ginneth Molano de Elias