Presión de grupo

¿Cómo ayudar a mis hijos ante la presión de grupo?

La presión de grupo es un factor activo en todas las etapas de vida. No podemos creer que solo les afecta cuando son niños, pues lo que aprendan sobre cómo vivir en comunidad y la presión de grupo, eso repetirán en su juventud y adultez. Por eso es importante ayudarles a lidiar con la presión de grupo a la luz de la Palabra de Dios.

¿Qué traen en su mochila tus hijos al volver a casa? No nos referimos a los cuadernos, lápices, tareas o si se comieron toda la refacción, sino a su mochila emocional. Eso es ir más allá del conocido: “¿cómo te fue en el colegio hoy?” Toda la información que te compartan te ayudará a darles herramientas importantes de seguridad, análisis y valentía para expresar su opinión.

Aprovecha toda oportunidad para escuchar sin juzgar en el momento. Es posible que no toda la información que te diga te agrade, pero escucha con atención, analiza su lenguaje no verbal, haz preguntas más profundas como las siguientes:

¿Qué fue lo más divertido que te pasó hoy?

¿Con quién jugaste en tu recreo?

¿Quién llevó la refacción o almuerzo más rico?

¿Cuál fue la mejor parte de tu día?

¿Cuál fue la parte más difícil de tu día?

¿Te sentiste incómodo de alguna manera? ¿Por qué?

¿Qué hiciste al respecto? ¿Cómo tus papás, qué te gustaría que hiciéramos?

Te aconsejamos que siempre cierres la comunicación con agradecimiento. Esta pequeña práctica abre los canales de comunicación con frases sugeridas como las siguientes:

¡Gracias por contarme!

¡Agradezco tu confianza!

¿Te parece si mañana platicamos de cómo te fue?

¡Admiro tu valentía!

Sé que no es fácil ir en contra de otros pensamientos, pero gracias por hacer sonreír a Jesús con tus decisiones.

Un último consejo es crear una apropiada cultura dentro de tu familia en donde los momentos de comer juntos contengan pláticas profundas entre todos sus miembros. Aleja los dispositivos electrónicos de esos momentos. Recuerda que no solo los niños deberían de expresarse. Como adultos modelamos su conducta, dando el ejemplo.

¿Puedes mostrarte vulnerable ante ellos? ¿Les cuentas lo cansado que estás? ¿Qué pasa si tu día no fue el mejor, lo compartes con tus hijos? Ellos no necesitan padres perfectos, sino humanos que digan con sus acciones cómo gestionar sus emociones, cómo estar seguros de sí mismos y tener valentía para decir no, entre otros aspectos.

Da un paso hoy hacia el equipamiento de la mochila emocional de tus hijos con las cosas que les ayuden a resistir la presión de grupo, analizar sus pensamientos y tomar buenas decisiones. Sobre todo, que les ayude a vivir cada día con fe.

Cessia Collado de Revolorio

Psicóloga

 

 

 

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