Un legado es algo que se deja a alguien. En el caso de los que somos papás, se despierta un deseo implícito —y vamos aprendiendo en el camino— de esforzarnos para dejarle lo mejor a nuestros hijos. Eso es algo que sale muy natural: queremos la mejor educación, los mejores amigos, la mejor casa y, por qué no: el mejor esposo/a desde ya para ellos, entre muchas cosas más que anhelamos para su presente y futuro.
¿Has pensado alguna vez que tus papás desearon lo mismo para ti? ¿Y que tus abuelos desearon lo mismo para tus papás? ¿Y que los bisabuelos pensaron lo mismo para tus abuelos? Muchos podrán responder “sí” a estas preguntas y muchos otros podrán sentirse ajenos a ellas porque en sus hogares no experimentaron ese deseo de bienestar para ellos.
Indistintamente si eres casado o soltero, con hijos o sin hijos, todos caminamos bajo una línea generacional porque todos provenimos de una familia, de una persona. De las cosas más importantes que te podría compartir hoy es que recuerdes intencionalmente cada día, que vienes de un pasado y que cada día que vives dejas huellas en ese pasado; y lo más transcendental es que cada día trabajas para un futuro y en ese futuro pueden existir muchísimas personas más, no solamente tus hijos.
¿Has escuchado las frases “De tal palo, tal astilla” o “Pinto y parado a su madre/padre”? Es porque en repetidas ocasiones vemos que los hijos son muy similares o idénticos a sus padres o a sus abuelos: en gestos, costumbres, forma de hablar, etcétera. Muchos, incluso, estudian las mismas carreras y/o heredan las empresas familiares.
La Biblia habla de bendiciones y maldiciones generacionales. Hoy medita en el tipo de legado del que provienes y —lo más importante— sueña con el legado que quieres dejar para tus hijos o para los que serán tus hijos si eres soltero/a. Hoy que conoces a Dios, ¿qué te gustaría hacer distinto? O ¿qué te gustaría continuar del legado que tienes ya de tu familia?
Brevemente te comparto: cuando descubrí esta verdad siendo soltera y sin novio, recuerdo perfectamente mis oraciones ante de Dios: todas girando siempre alrededor de mis generaciones. Tenía el listado de cosas que yo había descubierto de mi familia que no agradaban a Dios e intencionalmente trabajé en ellas para no repetirlas en mí y que no se repitieran en mis hijos. También tenía claro qué cosas buenas tenía mi familia y me esforcé por forjar más en mí esas cosas buenas. Parecerá extraño, pero aun siendo soltera yo oraba por mi vientre e imponía manos declarando la bendición generacional.
Doce años después abrazo a mi promesa, mi sueño, mi fe hecha realidad, la generación por la que he orado y creído. ¡Dios me dio más de lo que pedí e imaginé! Porque Dios es así: es un Padre bueno.
Tengo nueve niños (hijos y sobrinos) que han venido a alegrar mi vida de una manera inimaginable y hablarme de Dios aún sin ellos saberlo. Durante la espera de su llegada, muchos procesos he pasado, pero la certeza de su promesa siempre me hacía recordar que todo estaría bien porque el Señor estaba al frente de esa promesa y Su Palabra estaba como garantía. ¡Cuántas enseñanzas de Jesús podemos dejar como legado!
Tengo nueve niños que son la extensión de “esa promesa”; nueve niños dedicados a Dios, anhelados con todo el corazón, rodeados de Su presencia, apartados para Él. Declaramos que el favor, la misericordia y la gracia los acompañarán todos los días de sus vidas y serán benditos en todo lugar al que vayan. Serán de bendición para muchas personas.
Gracias, Jesús, porque Tu promesa de una nueva generación se cumplió en mi vida.
Qué Dios nos permita más vida porque el sueño que tenemos y por lo que hemos creído aún más grande que lo que hemos vivido. ¡Sueña con Jesús!
La Biblia está llena de versículos de legado generacional, más de 80 versículos. Te invito a que abras tu Biblia y leas estos:
Lamentaciones 5:19
Mas tú, oh SEÑOR, reinas para siempre, tu trono permanece de generación en generación.
Salmos 105:8
Para siempre se ha acordado de su pacto, de la palabra que ordenó a mil generaciones.
Salmos 24:6
Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro como Jacob.
Salmos 112:2
Poderosa en la tierra será su descendencia; la generación de los rectos será bendita.
Hechos 13:36
Porque David, después de haber servido el propósito de Dios en su propia generación, durmió y fue sepultado con sus padres, y vio corrupción.
Vanessa Rodas de Fernández