Gestión de las emociones
¿Qué sabes sobre las emociones? Tal vez tienes la creencia que son buenas o malas o cuando eras niño te decían: “si sigues llorando te voy a pegar” o “tienes que controlarte”. ¿Es malo enojarse? ¿El cristiano no debe sentir tristeza?
Las emociones son reacciones cortas, que nos hacen movernos con gestos, posturas, tono de voz, no son buenas y malas, más bien agradables y desagradables. Y cada persona tiene su propio filtro, pues la alegría incluso podría ser una emoción desagradable para alguien y la tristeza agradable para otro.
El enfoque que te comparto consiste en ver las emociones, reconocerlas en tu vida y en la de tus hijos sin ningún juicio de valor, sino como seres humanos, observarlas, nombrarlas y reconocer lo que estamos sintiendo, para luego gestionarlo. Porque las emociones son parte del sistema nervioso autónomo y dependiendo de qué emoción sientes, así se activa el sistema parasimpático o simpático. Así mismo, se activa el sistema endocrino que genera hormonas relacionadas con las emociones.
Lo que produce un cambio en tu cuerpo, por ejemplo, si sientes enojo probablemente percibas calor en el cuerpo, ganas de gritar, golpear y todo esto acompañado de gestos. Pero si esto no se gestiona de la manera correcta, puede alterar tu cuerpo ya que estaría activado tu sistema nervioso simpático, segregando por mucho tiempo altos niveles de cortisol o adrenalina.
Entonces, debes saber gestionar tus propias emociones para luego hacerlo con tus hijos y acompañarlos, siendo más empáticos para hacerlo desde la amabilidad y no desde el juicio y la dureza. Como testimonio personal, desde que he gestionado mis emociones, sé que puedo ser mejor madre para mis hijas y las he acompañado de mejor manera. De esa manera observo sus emociones, validándoles y dándoles espacios para gestionarlas y así puedo acompañarlas en lo que ellas me permiten.
Como terapeuta creo en el poder de la autobservación, lo que he hecho en mis servicios profesionales es ser como un espejo en la consulta, para que mis clientes se den cuenta de lo que es, de lo que duele, de lo que han minimizado con el famoso ‘ya pasó’. ¿Sabes algo? El hecho que ya haya pasado no significa que lo hayas gestionado y sigue allí, gobernando con reacciones, con impulsos, con síntomas de dolor, y otros síntomas físicos incluso te haces laboratorios y nada, todo normal.
Proverbios 4:18 afirma: Pero el camino del justo es como la luz del alba, eso brilla cada vez más hasta que [alcanza toda su fuerza y gloria en] el día perfecto. Entonces, si como padres de familia aprendemos a gestionar nuestras emociones siempre seremos mejores personas, mejores padres y madres. Es bueno ser conscientes de las emociones que experimentamos para no caer en estados de mal humor, tristezas sin llorar y gritos que nos hemos tragado. ¿Sientes un nudo en la garganta? ¿O el estómago te duele cada vez que piensas en alguna situación de estrés? Como padres debemos darnos pausas para sentir nuestras emociones. Ellas nos muestran lo mucho que no hemos querido ver, tal vez vamos huyendo de sentir. Regálate espacios seguros de gestión emocional, eso es importante. Y evita el desarrollo de colapsos emocionales o enfermedades psicosomáticas.
Por Licda. Rebeca Sánchez
