MAMÁ Y PAPÁ: ¡PUEDES BUSCAR AYUDA!
Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. Salmos 32:8
Como padres de familia este versículo debe ser nuestra “promesa para todos los días”. El Señor nos la otorga para todas las áreas de nuestra vida. En la etapa en la que se encuentren tus hijos, pídele al Señor te muestre ese camino: ¿Qué libro debo leer para orientar a mi adolescente? ¿Quién es la persona idónea a quien puedo pedir consejo? ¿En qué reuniones debo involucrar a mis hijos? ¿Cuáles reuniones debo evitar? ¿Este grupo de amigos será el mejor para mis hijos? Demasiadas preguntas y podría seguir.
Cuando esperaba a mi primer hijo, Dios me bendijo con una excelente líder y amiga quien me aconsejó los libros que podría leer mientras venía el bebé. En ese momento tenía mucho tiempo disponible, a diferencia de cuando venía el segundo, claro. Pero fueron casi un “manual” como mamá primeriza. Luego busqué libros con temas de “rutinas para dormir” y algunos de cada etapa desde 0 meses a 2 años.
En ese momento de papás primerizos buscamos muchos consejos: referencias de pediatras, hospitales, medicamentos, los primeros días en casa, etc. Sin embargo, a medida que se nos llenan los días de actividades con nuestros hijos, no nos queda tiempo o bien energía para buscar ese consejo. Naturalmente, nuestra atención y esfuerzo diario se centra en la propia crianza.
Hoy te quiero invitar a que hagas cuatro cosas:
- Mantén el deseo de siempre aprender: no esperes los años que muchos mencionan como: “los terribles 2” o la adolescencia que llegan a nuestra vida como una ola del mar y nos encuentran desprevenidos, sin herramientas. Rodéate de personas que puedan aconsejarte en la etapa que estás viviendo con tu familia.
Jesús nos dijo: “Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Mateo 7:8
- Busca ayuda: en ocasiones tenemos temor o vergüenza de pedir ayuda, por el qué dirán o por que damos por sentado que después de años que ya sabemos “todo”. Pero cuando se trata de la paternidad inteligente e intensional, debes buscar esa guía.
Recuerda que lo que les funcionó a otras familias puede que sea lo mejor para su contexto, pero si tu caso es diferente tu deberás hacer ajustes para que funcione para tus hijos.
- Se constante: Se determinado en cambios que requieras hacer, rutinas que necesites introducir en tu familia. Y busca ser firme en ese camino que has encontrado. De esta forma le modelas a tus hijos esa disciplina, así sea algo del día a día, como un ajuste en la hora de dormir o bien que los electrónicos no se quedan en la habitación de tus hijos, se quedan contigo.
Conozco una familia que a cierta hora el servicio de internet se desconecta para todos. Puedes pensar que radical y qué hago en mi trabajo o las tareas del colegio. Es comprensible, sin embargo, al momento de enfrentar un tema delicado como pornografía o video juegos que han provocado adicciones, una decisión similar sería de considerar.
- Como un último consejo no dejes fuera la buena comunicación con cada uno de los integrantes de tu familia. Uno de los mayores errores que podemos cometer como padres es “asumir” el estado de nuestros hijos. Tal vez nos comparamos con nosotros mismos a su edad, pero no es así. Ellos son otra generación y enfrentan retos diferentes a los tuyos. Busca las formas de poder escucharlos, se tú el primero en escuchar sus temores o dudas.
Toma una pausa, no respondas a la ligera, escucha y si es algo que te ha dejado con “sentimientos encontrados”. Espera, pero no te olvides de retomar el tema con tu hijo y ya con las herramientas que habías consultado, la respuesta será más sabia y la comunicación no será quebrada.
Permite que Dios te guie en todo momento.
Maru de Jérez