Una guía para ayudar a tus hijos a descubrir sus dones y talentos.
En casa tenemos tres hijos juguetones y felices. Primero llegaron los niños y por fin arribó la pequeña de la familia. Ahora somos una casa llena de arte; nos gusta la música, el relajo controlado, las manualidades, la cocina y todo lo que tenga que ver con la alegría de crear y hacer innovaciones.
No les voy a mentir, la creatividad representa un gran reto, porque trae caos, desorden y mucha frustración, pero ¿Cómo podríamos saborear el éxito sin un poco de resistencia? Así que, aunque la frustración no nos agrada del todo, hemos aprendido a abrazarla, aprender de ella y dejarla ir para volver a intentar, porque ese es el ambiente vivo de nuestro hogar.
Todos tenemos dones y talentos diferentes.
Es importante estar seguros de que todos tenemos dones y talentos y, aunque seamos de la misma familia, todos tenemos diferentes habilidades. Nuestros hijos no son la excepción; ellos también tienen sus propias ideas, sueños, gustos y dones. Nosotros estamos en su camino como guardianes, porristas, ayudadores, facilitadores y también como lijas. A veces nos toca limar y pulir; no siempre es agradable, pero siempre es bueno, si sabemos hacerlo desde el amor, la paciencia y, sobre todo, el ejemplo.
Prueben con diferentes disciplinas y descubrirán sus talentos.
Con mi esposo quisimos darles a nuestros hijos la oportunidad de aprender un nuevo idioma, un instrumento y un deporte. Como en el colegio reciben inglés, ya no lo consideramos. En la música nos recomendaron empezar con piano. Mi hijo mayor empezó a los 4 años, luego tuvo 2 recitales y todo iba bien. Luego pasó por la guitarra y, finalmente, se encontró con la batería. Al principio no nos gustó mucho tanto cambio, pero entendimos que la única forma de descubrir en qué somos buenos es probando diferentes cosas. Así que nos fuimos por una batería, conseguimos maestro y, sorpresa, Santiago ama tocar la batería y además es habilidoso en ella.
Entonces, pasamos el piano a las manos de Matías el mediano, empezó su aprendizaje y todo bien, cuando de repente nos dijo que quería ser DJ, y nuevamente, cambiamos el “plan”, le conseguimos una consola y ahora es un DJ espectacular y empezó sus clases, y ¿ni saben? Lo hace genial, pasamos el piano a la tercera, y en esas estamos.
La práctica deportiva es útil para descubrir destrezas y desarrollar sus dones.
En el deporte, por ejemplo, con los niños pasamos por fútbol, natación, karate y ajedrez; claro, no todo al mismo tiempo. Les fuimos dando el espacio para que probaran diferentes disciplinas; el grande quería ser corredor de Fórmula Uno [F1] y el otro quería hacer motocross.
Nunca les dijimos que no se podía, solo teníamos que ver cómo lograrlo. Estuvimos así un tiempo hasta que Santi se encontró con el Tiro al Arco en el colegio y se inscribió en el club. Matías descubrió que es muy bueno corriendo, así que está en el equipo de atletismo. La pequeña ama la música y le gusta bailar, entonces entró a clases de flamenco, donde estuvo feliz. Estuvimos en clases un año y ahora decidió que quería intentar en balé, e hicimos el cambio.
Solo hay que darles las oportunidades y ellos mismos descubrirán sus talentos
¿Está todo seguro y controlado? ¡No! Todo puede seguir cambiando, y acá estamos los papás haciéndoles porras, diciéndoles que pueden lograr lo que ellos quieran y dándoles la oportunidad de probar cosas diferentes, hasta que encuentren eso en lo que se sientan plenos y realizados. ¿Es fácil? No, no es fácil, pero si no somos nosotros los papás los que los impulsamos a creer en ellos mismos, ¿Quién más lo hará?
Modelar con buenos ejemplos será de gran utilidad para que sirvan a Dios con alegría
El más grande, ahora con 12 años, se está preparando para servir en la alabanza y poco a poco desea irse involucrando en lo que ven que nosotros, sus padres, hacemos con alegría y gratitud. El tiempo llega y ellos ponen su talento al servicio de Dios. Mi consejo es que tengan paciencia; yo a los 41 aún tengo dudas de mis decisiones, imagínense los niños, los adolescentes y los jóvenes.
Entonces, lo mejor es que seamos siempre el lugar seguro a donde puedan regresar confiados a pedir consejo, a llorar si fallaron y a encontrar porras para volver a intentarlo; seamos esos papás que marcan el corazón de los hijos con poder, con fe y con esperanza que no avergüenza. Tal como lo explicó el apóstol Pedro en 1 Pedro 4:10 (NTV): Dios, de su gran variedad de dones espirituales, le ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.
Por: Tere Quevedo de Díaz