La vida te puede cambiar de un momento a otro. Por ejemplo, el momento en donde te fuiste de la casa de tus padres y abriste el primer recibo de luz, teléfono, agua. Es probable que, como yo, hayas procurado desde ese momento apagar todas las luces que no estabas usando. No es lo mismo ser solo un usuario que ser el usuario que paga el recibo.
Para mí, uno de los momentos más significativos de mi vida fue cuando nació mi primera hija, pues me sentía muy feliz de ser mamá; pero en el quirófano, en el segundo en que la pusieron a mi lado, definitivamente cambió mi manera de ver el mundo. ¡Apacharon mi botón de mamá! Y sentí el amor más profundo y puro que podía haber sentido. Comprendí cuánto nos ama nuestro Padre Dios, cuánto me amaron mis papás y cuánto debía retribuirles. Además comprendí cuánto debía amar a esa bebé. No es lo mismo ser solo hijo que ser un hijo que ahora es papá.
Y entre esas experiencias que te hacen ver el mundo de una manera diferente también están la muerte de quienes más amas. Recientemente perdí a mi mamá a causa de la pandemia por COVID-19 y a mi papá hace tres años por el cáncer. Y haciendo a un lado el profundo dolor y tristeza que su ausencia me dejó, quisiera dejarles en estas frases lo que para mí es ahora una nueva forma de pensar y que trato de vivir: “Después de Dios, lo más importante es la familia”.
“Dime a qué dedicas más tiempo y te diré qué es lo que más te importa”. Es de esas frases que pueden molestar e incomodar porque nos confrontan, pues cuando las prioridades no están bien en nuestra vida nos choca la realidad de que lo que más debería importarnos y lo que absorbe más nuestro tiempo no es siempre lo mismo. La Biblia lo dice así en el libro de Mateo 6:21: “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”, y esto es porque lo que más nos importa es a lo que más dedicamos esfuerzo, recursos y tiempo. Hoy en día, ¿cuál sería tu tesoro?
Por mi nueva manera de ver la vida he luchado por dedicar más fuerzas y tiempo a mi familia, pasar buenos momentos juntos, mantener una buena conversación y expresarles todas las veces posibles cuánto los amo. Con palabras, con pequeños detalles y cuidados, siempre los he amado; pero ahora, y sobre todo en este tiempo de pandemia, la familia debe tomar más importancia y valor que nunca.
Por supuesto nuestro tiempo con Dios es importante y primordial. El tiempo para generar ingresos también es una inversión de muchas horas cada día y nuestro servicio al Señor es algo muy significativo; sin embargo, quiero invitarte a que juntos luchemos por expresar el amor que sentimos por nuestra familia. Que pase de un sentir a una acción.
Lo que siembras en tus hijos, lo que les enseñas, tu forma de pensar basada en la Palabra de Dios, tus vivencias y experiencias de triunfo, pero también las de derrota que te han dejado las más grandes lecciones de vida; tu forma de enfrentar la vida y tu propio testimonio… Todo esto es lo que tus hijos más valorarán cuando sea tu tiempo de partir. Después de Dios, lo más importante es la familia. ¡Dediquémosle tiempo!
Tita Alvisurez