¿Cómo establecer una rutina espiritual en familia?
Un devocional es un tiempo especial que dedicamos para conectar con Dios a través de la oración, la lectura de Su Palabra y la reflexión. Es una oportunidad para buscar Su dirección, agradecer Sus bendiciones y fortalecer nuestra fe.
En la familia, los devocionales son una forma hermosa de unirnos en un mismo sentir, aprender de la palabra de Dios y construir una base espiritual sólida. Como padres, es muy importante que apartemos un tiempo para hacerlo, ya que esto fortalecerá la identidad de nuestros hijos y les dará dirección para que se mantengan firmes en la fe a pesar de las adversidades.
Proverbios 22:6 dice: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Este versículo nos recuerda la importancia de guiar espiritualmente a nuestros hijos, instruirlos desde temprana edad, sembrando en ellos principios que los acompañarán toda la vida. En mi casa nos ha dado buenos resultados tener devocionales familiares periódicos.
Algunos consejos útiles para practicar los devocionales familiares:
- Definan un día y hora fija: esto les ayudará a crear un hábito. Puede ser en la mañana antes de comenzar el día o en la noche antes de dormir. Lo importante es que todos se comprometan a estar presentes.
- Encuentren un lugar cómodo donde puedan reunirse sin distracciones. Apaguen los dispositivos electrónicos y preparen un ambiente tranquilo y relajado.
- Asignen tareas a cada miembro de la familia para que todos participen. Uno puede leer un pasaje bíblico, otro liderar la oración y otro compartir una reflexión o un testimonio. Esto ayuda para que todos se sientan incluidos.
- Usen devocionales escritos, videos cristianos o actividades como dibujos para los más pequeños. Esto hará que el tiempo sea más ameno y relevante para todos.
- Si un día no es posible reunirse, no se desanimen; retomen al día siguiente.
- Incluyan música y adoración: cantar canciones de adoración puede ser una forma poderosa de conectar con Dios como familia.
Recuerdo que desde que mis hijas eran pequeñas, les regalé una Biblia especial para niños, que contenía imágenes de las historias de la Biblia. Las leíamos y compartíamos las historias. Eso quedó grabado en sus corazones y hasta el día de hoy lo recuerdan.
Ahora, mis hijas ya son adultas y doy gracias a Dios porque nos da la oportunidad a todos de compartir de la Palabra de Dios, de servirle, orar y creer juntos por cada petición que ponemos delante de Él.
Dios es quien sostiene tu familia, pero como padres la labor es enseñar a nuestros hijos con el ejemplo. Este es un legado que les dejamos y seguramente ellos lo seguirán cuando formen su familia y eso traerá bendición por generaciones.
Por Gladys de Boteo