Depresión en niños

Depresión en niños, guía práctica para padres

La infancia es una de las etapas más importantes para el ser humano, existen cambios biológicos, psicológicos y sociales cruciales para la adultez, sin embargo, sabemos que al ser seres compuestos por espíritu, alma y cuerpo existen diferentes estímulos que pueden alterar el curso de desarrollo esperado.

Al hablar de depresión, nos referimos en general a la alteración del estado de ánimo y/o pérdida de interés o placer en las actividades que realizaba una persona con cotidianidad, el malestar es evidente e interfiere con la rutina, altera la capacidad de pensar, aprender y desarrollarse socialmente por un tiempo significativo y aunque lo podemos imaginar en adultos, existe un porcentaje de la niñez que actualmente afronta depresión.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia —UNICEF— indica que, a nivel global, el 50% de los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años y el 75% antes de los 24 años. Además, en una encuesta realizada con 1,500 jóvenes en Guatemala, el 38% manifestó haber experimentado ansiedad, el 22% depresión, y un preocupante 41% afirmó no haber buscado ayuda.

Se conoce que posterior a la pandemia, la problemática de salud mental ha tomado relevancia en nuestra niñez, adolescencia y juventud, por lo que la ayuda e intervención primaria también está más a la mano.

La negación de que existe la problemática retrasa prestar la ayuda necesaria que nuestros niños y adolescentes requieren, incluso la propia Palabra de Dios dice que: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá? Jeremías 17:9 (RVR1960); por lo que, al ser espíritu, alma y cuerpo, la atención debe ser canalizada hacia esas tres vías, por lo que se presenta una ‘Guía Práctica para padres de familia y/o cuidadores de niños y adolescentes’, como primeros auxilios psicológicos, en el entendido que, al identificar cualquier sintomatología o cambio en la conducta del infante, es importante buscar ayuda profesional.

Es importante aclarar que la depresión no tiene una sola causa, sin embargo, existen factores que pueden desencadenarla como los factores físicos, emocionales, genéticos, entre otros.

¿A qué síntomas o signos debe observar y prestar atención el padre de familia o cuidador?

  • Irritabilidad (enfado fácilmente, ira u hostilidad extrema, es decir, que no concuerden con la edad o la situación).
  • Tristeza frecuente.
  • Ganas de llorar sin motivo aparente.
  • Falta de energía o cansancio.
  • Sentimientos de desesperanza.
  • Dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones (afectando el rendimiento escolar).
  • Pérdida o disminución del interés en actividades o dificultad para divertirse en actividades que antes disfrutaba, la mayor parte del día, casi todos los días.
  • Aburrimiento persistente.
  • Problemas de sueño.
  • Aumento o disminución del apetito.
  • Aislamiento social o falta de comunicación.
  • Autoestima baja o sentimiento de culpa.
  • Sensibilidad extrema al rechazo o poca resistencia ante los fallos o errores.
  • Problemas físicos como dolores de cabeza, de estómago, mareos, náuseas, palpitaciones, entre otras, que no se encuentra causa médica.
  • Ausencias frecuentes de colegio o disminución del rendimiento escolar.
  • Conversaciones sobre intención de escaparse de casa.
  • Pensamientos o expresiones sobre la muerte o intención de suicidarse activa o pasivamente.

¿Qué hacer si se observan varios síntomas de los descritos?

  • No alarmarse, muchas veces las reacciones sobredimensionadas pueden asustar al niño o adolescente y haría que tenga miedo de contar sus emociones.
  • Hablar de manera abierta, sincera y empática con su hijo, (escuchar más que hablar).
  • Hacer preguntas abiertas, ejemplo: ¿Cómo puedo ayudarte? Y evitar preguntas cerradas como: ¿Cómo te sientes? Sabemos que dirá “bien”.
  • Acudir con el médico para descartar cualquier afección física.
  • Consultar sobre la conducta del niño o adolescente con otras personas como maestros, familiares, cuidadores, amigos, entre otros.
  • Solicitar acompañamiento de un psicólogo para resolver dudas y ver opciones de tratamiento.
  • Establecer una red de apoyo donde el niño o adolescente pueda sentirse acuerpado.
  • Identificar uno o dos amigos más cercanos del niño o adolescente y contar con sus números de teléfono o de sus padres, para indagar las conversaciones que han tenido.
  • Es importante tomar acción si el deterioro observado es significativo o los pensamientos y/o intentos de suicidio han sido manifestados.
  • Involucrar a Dios, asistir a la iglesia, recordar juntos sus promesas: Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo. Juan 16:33 RV1960, incluso buscar consejería espiritual para toda la familia puede sumar mucho.

 

¿Qué puede hacer el padre de familia o cuidador en casa para ayudar al niño o adolescente?

  • Abrir la comunicación y confianza para que pueda contar cómo se siente.
  • Dedícale tiempo, no necesitan hablar. En el silencio se puede acompañar.
  • Seguir el plan realizado en conjunto con el profesional de la salud mental y la red de apoyo.
  • Motivarlo a realizar actividad física (no necesariamente un deporte, sino una que sea gratificante para el niño o adolescente).
  • Planificar actividades en el día y motivarlo a hacerlas sin que sean forzadas.
  • Dar el ejemplo, la vulnerabilidad enseña más que la perfección que se desee aparentar.
  • Mantener rutinas de sueño.
  • Ayudarle a reconocer sus fuentes de estrés y el afrontamiento adecuado.
  • Elogiar sus avances.
  • ¡Lo más importante! Orar juntos como familia, buscar ayuda en el grupo de amistad, en la iglesia y leer planes de la Biblia que sumen al proceso.

Confiemos lo que Romanos 8:28 (NTV) nos dice: Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Entonces, en medio del proceso está Dios y usará cualquier circunstancia para obrar en el bienestar de la vida de nuestros niños y adolescentes, qué el Señor nos use para ser un instrumento de bendición.

 

Fuentes de consulta:

  • Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM V TR, Asociación de Psiquiatría Americana, 5ta Edición, 2022.
  • Biblia Reina Valera 1960. Sociedades Bíblicas Unidas.
  • Biblia Nueva Traducción Viviente. Sociedades Bíblicas Unidas.

 

Por Licda. Cessia Collado de Revolorio, Psicóloga, Terapeuta y consejera familiar.

 

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