Hoy quiero dar continuación a mi blog anterior en donde mencionaba la importancia de afirmar la identidad de nuestros hijos.
Para ampliar un poco más el tema, te diré que la identidad es un conjunto de rasgos y características que definen a una persona, haciéndola diferente a las demás, según su personalidad. La identidad se define en los primeros años de vida, por eso es importante que, como padres, afirmemos constantemente la de nuestros hijos para que cuando crezcan y sean adultos tengan un concepto adecuado de sí mismos y una autoestima sana que les permitirá desarrollarse en su entorno, sobre todo si este es hostil.
En cada una de sus etapas, iniciando en la niñez, la figura de ambos padres para afirmar la identidad de los hijos es vital. El padre es lo más cercano que tiene un niño o niña de conocer a Dios como su padre. Dependiendo de cómo fue el padre, el niño o niña verá a Dios de esa forma. Eso fue parte de lo que viví de niña y que provocó que pensara que por cualquier cosa que yo hiciera mal tendría un castigo de parte de Dios.
Es por eso la importancia de:
- Amarlos (con hechos y palabras). Demuéstrales cuánto los amas y diles lo importante que son para ti.
- Bendecirlos. Declara palabras de bien sobre ellos (aunque veas sus defectos, cree en ellos).
- Instruirlos. Instrúyelos en lo que es correcto y explícales lo que es incorrecto. Instruirlos en la Palabra de Dios y muy importante, pero además, dándoles el ejemplo porque de esa forma aprenderán mejor y seguirán tus pasos.
- Corregirlos. La Palabra de Dios dice en Proverbios 3:12 (NBV): “Pues el Señorcorrige al que ama, así como el padre corrige al hijo que es su alegría”.
En la adolescencia, que es cuando surgen las crisis de identidad y sucede el cambio de apariencia y los cambios hormonales que se reflejan en su forma de actuar y de ser; y donde además empiezan a sentir los temores de lo que viene y de lo que desconocen; es muy importante que como padre o madre estés muy de cerca de tus hijos. Que tu comunicación con ellos sea mayor y más abierta; háblales de los cambios por los que están pasando y ayúdales a sobrellevar esa etapa.
Lo peor que podemos hacer es discutir con ellos o juzgarlos porque lo único que lograremos es perder su confianza, alejarlos de nosotros y, por ende, que otras personas (amigos, vecinos, etcétera) les den información equivocada o influyan de forma negativa en su identidad, provocando que se desvíen del camino correcto.
Como madre me he esforzado en afirmar la identidad de mis hijas desde niñas y hasta el día de hoy, guiándolas en su niñez, acompañándolas en su adolescencia, creyendo en ellas, dándoles el ejemplo, amándolas, bendiciéndolas y comunicándome con ellas en todo tiempo, manteniendo una comunicación abierta y sincera con ellas.
No es una tarea fácil en un mundo que constantemente intenta destruir la identidad de nuestros hijos a través de palabras que hieren y de malas amistades que influyen negativamente en ellos. Es por eso que, aparte de mis recomendaciones, es vital que ores por tus hijos diariamente, que declares bendición sobre su vida y creas que Dios estará con ellos siempre, que los guiará y que todo lo que sembraste (amor, instrucción, corrección, bendición, ejemplo, etcétera) dará su fruto a su tiempo. Y así, cuando tus hijos sean adultos y tomen sus propias decisiones, verás que todo lo que hiciste valió la pena.
Dios te bendiga.
Gladys de Boteo