Afirmaciones positivas

Tres cosas que una madre afirma en la vida de sus hijas

Crecí siendo una niña insegura y siendo jovencita aún me afectaba hasta que le entregué mi vida a Jesús y Él me ayudó a sanar mi corazón.  Afianzar mi identidad y mi autoestima fue todo un proceso hasta llegar a valorarme. Hoy entiendo el por qué de todo lo que viví en mi niñez, ya que eso me ayudó a comprender el rol tan importante que tenemos como madres para influir positivamente en nuestras hijas.

 Este tema es muy importante para mí, pues ahora lo que viví durante mi infancia se torna para bien, a fin de ayudar a que otras niñas crezcan y se desarrollen sanas tanto en su cuerpo, como en su mente y así sean mujeres exitosas y bendecidas, sobre todo en este mundo convulsionado que busca distorsionar nuestro valor e identidad.

Según la Biblia el significado de la palabra “afirmar” implica confirmar, sostener y validar.

Desde que mis hijas estaban en mi vientre, comencé hablándoles con amor, con palabras de afirmación, quería que ellas supieran lo importante que son para mí; esto lo hemos confirmado a lo largo de los años y en cada etapa que han tenido, he afirmado su identidad, su valor, su capacidad, creyendo en ellas. Esta actitud se sostiene, inclusive, en los momentos que mostraban alguna debilidad, las apoyaba y salían adelante y lograban alcanzar y superar lo que no habían podido hacer en un principio.

Validar cada meta y cada sueño que han querido alcanzar ha sido constante, tanto con palabras, como con mis actos, no haciendo diferencia o preferencia por una de ellas en especial. Mas bien, lo hice dándoles el mismo amor a cada una, siendo ejemplo en todo momento, teniendo una comunicación abierta con ellas, algo que es muy importante para conocer sus pensamientos, sus sueños y conocerlas mejor. También les digo constantemente lo mucho que las amo y, aunque ya son adultas, a sus 26 y 24 años cuido de ellas y puedo decirte que he recibido recompensa de todo lo que he sembrado porque son buenas hijas, emprendedoras, trabajadoras, nos honran a mi esposo y a mí, nos cuidan y nos aman.

Me gusta mucho leer Juan 3:16, porque muestra el gran amor que Dios tiene para con nosotros que dio a su Hijo único. Tanto valemos para Él que nos ha dado la oportunidad de ser salvos por él a través de Su Hijo y lo dejó escrito para que todos sepamos lo valiosos que somos para Dios al afirmar nuestra identidad en Cristo Jesús. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

 De mujer a mujer, puedo afirmar que tu rol como madre es vital para el sano desarrollo de tus hijas al crear un vínculo muy especial. Al ser mujeres, puedes identificarte con ellas y comprender cada etapa que están pasando. Aprovecha para guiarlas y reforzar su identidad en todo momento, con palabras de afirmación.

Enseña y confirma el valor tan grande que tienen tus hijas, sembrando en ellas fe y que sepan que Dios las ama y tiene planes grandes y buenos para su vida. Con todo respeto guíalas para que puedan ser mujeres sabias que tomen siempre las mejores decisiones. Cree en ellas, así sabrán lo valiosas que son para ti y para Dios, que puedan aceptarse y amarse, y no busquen ser diferentes para agradar a otras personas.  

Debes sostener que pueden alcanzar sus sueños y lograr todo lo que se propongan, que si fracasan, pueden levantarse y volver a empezar entre muchas cosas más. Todo esto les ayudará en su autoestima, a valorarse, a ser mujeres fuertes y seguras de sí mismas y, sobre todo, a buscar de Dios en todo momento.

También es importante que sepan que pueden contar siempre contigo, no importando si se van de casa y hacen su propia vida, que vas a amarlas toda la vida, que las guiarás y respetarás sus decisiones, aunque muchas veces no estés de acuerdo con algo. Que sientan que orarás por ellas en todo momento. No importa la edad que tengan tus hijas, si son pequeñas o adultas, inclusive si ya tienen su propio hogar, nunca es tarde para sembrar en ellas palabras que las sostengan, las validen y les confirmen que estarás para apoyarlas en cada etapa.

Por Gladys de Boteo

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