Después que el pueblo de Dios se mudó a su nueva tierra, llegaron muchos enemigos a pelear contra ellos. Dios escogió a Gedeón para guiar a Su pueblo. Envió a un ángel a Gedeón y este le dijo: “Tú eres un buen guerrero y salvarás al pueblo de Dios”.
En la noche Dios ordenó a Gedeón: “Levántate y ataca a los madianitas. Yo te daré la victoria sobre ellos. Si tienes miedo de atacarlos, baja al campamento con tu ayudante. Al escuchar lo que están diciendo no tendrás miedo”.
Gedeón fue obediente y así lo hizo. Todos los madianitas se habían dispersado por todo el valle. Parecían una plaga de saltamontes. Cuando Gedeón llegó, escuchó que un soldado le contaba a otro el sueño que había tenido: “Soñé que un pan de cebada venía rodando sobre nuestro campamento y chocaba con una tienda y la derribaba”. Su compañero le respondió: “¡Ese es el ejército de Gedeón! ¡Dios le dará la victoria sobre nuestro ejército!”
Cuando Gedeón terminó de escuchar el sueño y lo que significaba, adoró a Dios. Regreso al campamento y dio la buena noticia.
Dios estuvo con Gedeón, él fue obediente y confió en que ganaría la batalla. Oremos para que Dios nos ayude a vencer todo temor y podamos confiar en Él. “Señor Jesús, te damos gracias porque nos amas y nos diste salvación. Te pedimos que quites todo temor de nuestra vida y nos ayudes a ser obedientes y a confiar en ti. Amén”.