Los niños también pueden servir a Dios con alegría. Los primeros cristianos amaron tanto a Jesús que hicieron todo lo posible para extender el Reino de Dios sirviendo a los demás. En la Biblia en el libro de Hechos 2:43-47 dice que las personas estaban asombradas por los milagros y las maravillas que hacían los apóstoles. Los seguidores de Jesús compartían unos con otros lo que tenían. Iban al templo del Señor y compartían la comida con cariño y alegría. Cada día el Señor hacía que muchos creyeran en él y se salvaran. De esta manera el grupo de sus seguidores se iba haciendo cada vez más grande.