Recuerdan que Jose y María hicieron un largo viaje para ser contados hacia la ciudad en la habían nacido, Belén. María tendría a su bebé pronto. Buscaron un lugar para quedarse, pero no encontraron. Un hombre los pudo ayudar. Él dijo: no me queda ninguna habitación, pero podrían quedarse en el establo. ¡Se imaginan, un establo donde estaban las vacas, burros y gallinas!
José y María se acomodaron sobre la paja que había en el establo. Tal vez hasta se hicieron amigos de los animales y seguramente el asno de María se haya quedado con ellos en el establo.
José miró a María y le dijo: “Creo que llegó la hora” El bebé nacería. José estaba tranquilo no tenía de que preocuparse porque el bebé que estaba a punto de nacer era el hijo de Dios y él lo cuidaría.
Esa noche María dio a luz a su bebé. Lo envolvió con pañales y le hizo una cama en un pesebre, porque no había alojamiento en ningún lugar. Todos estaban muy felices y amaban al bebé Jesús.
Cada vez que celebres la navidad recuerda que nació Jesús. Cierra tus ojos y oremos: Querido Padre gracias por enviar a Tu hijo como un regalo al mundo. Tú prometiste que todo el que lo busque lo encontrará. Gracias por Jesús.
