Había un hombre que amaba a Dios se llamaba Daniel y vivía en una ciudad que tenía un rey llamado Darío. El Rey Darío respetó mucho a Daniel porque era una persona muy buena y sabia.
El rey lo nombró líder de los consejeros del país. Los otros consejeros se pusieron celosos y enojados con Daniel. Ellos sabían que Daniel era obediente a Dios y oraba tres veces cada día a Dios. Entonces ellos decidieron forzar a Daniel a desobedecer al Rey Darío» «Le dijeron a la gente que todos tenían que honrar solamente al Rey Darío. No podían orar a su Dios sino inclinarse al Rey Darío. La persona que ore a Dios iba a ser echado en el foso de leones. Al Rey Darío le agradó mucho el plan»
«Daniel decidió obedecer sólo a Dios. Oró a Dios tres veces al día como siempre. Los consejeros vieron a Daniel y pronto fueron a decirle al Rey Darío lo que estaba haciendo. Los guardias arrestaron a Daniel y lo llevaron con los leones. Pusieron una roca grande sobre la entrada al foso. ¿Qué le sucedió a Daniel? ¿Se lo comieron los leones?
Dios envió un ángel que lo protegió y cerro la boca de los leones. ¡Dios cuida de ti como lo hizo con Daniel! No tengas miedo confía en Dios.