La regla de oro

La regla de oro, empatía en la familia

La empatía es la capacidad de entender la vida emocional de quienes nos rodean. Es una valiosa regla de oro para que permanezca en nuestros hogares. En este caso, nuestra familia es muy importante para el reino de Dios y es el lugar más importante para trabajar en el tema.  Soy madre de dos hijos maravillosos, junto a mi esposo procuramos enseñarles, con ayuda de Dios, a desarrollar esa capacidad de entender la situación de cada uno.  La empatía debe ser modelada de los padres para los hijos, si tu pareja y tú tienen ese concepto bien definido, se puede lograr que en el hogar existan virtudes como sabernos escuchar de manera activa, comprendernos y apoyarnos emocionalmente.

Siempre digo que ser parte de una familia, de un matrimonio y cumplir con el rol de ser madre, es un reto enorme, pero muy lindo. El desafío implica mucho esfuerzo, dedicación y esmero, pero se puede lograr por difícil que parezca. Mi hija tiene casi 10 años más que su hermano, fue algo complicado enseñarla a ser empática. Debido a la diferencia de edad que se llevaban, existía rivalidad, peleas y descontento del por qué nos ocupábamos más de su hermanito, que de ella.

En lo personal, esto obró para bien, pues logramos enseñarles a entenderse el uno con el otro, saber que si alguno estaba en problemas, debían apoyarse mutuamente. El aprendizaje fue arduo, hubo momentos de tensión y quizá lágrimas, pero Dios estuvo con nosotros. Finalmente, logramos vivir en armonía en nuestra familia, Dios nos ayudó como padres a ensenarles lo importante que era cada uno, comprendieron su identidad y lo valiosos que eran para nosotros.

Ahora me gozo en compartirles la obra maravillosa que Dios hizo en ellos, son hermanos que se aman, logro observar cómo le afecta a nuestro hijo ver a su hermana en situaciones difíciles, además, me alegra verla actuar a favor de su hermano, y aún corregirlo, en algunos aspectos. Dios, nuestro Señor, es un Dios fiel y bueno que actuó de una manera impresionante para que nuestros hijos sean hermanos unidos por el amor de Dios que mora en ellos, a pesar de ser ella la hermana adulta y él un adolescente.

La Palabra de Dios enseña sobre este tema, su Palabra es rica en consejo y nos guía a toda verdad, nuestro Salvador nos da ese hermoso ejemplo de empatía y amor. En Juan 11:35 dice: Y Jesús lloró, este es un gran gesto de empatía, nuestro señor Jesús se conmovió en espíritu, se turbó y lloró por la muerte de su amigo Lázaro al ver a sus hermanas.  Su llanto fue de ver el sufrimiento de María y Marta. Este es un atributo de nuestro señor Jesús, por lo que nos lleva a esforzarnos por entender, cultivar y expresar de mejor forma la empatía hacia los demás.

Nuestro Padre celestial nos enseña a tener empatía y eso se manifiesta en la capacidad de amar como hijos de Él. Podemos enseñarles a nuestras futuras generaciones lo que significa amar los demás y ocuparnos de los integrantes de nuestra familia. Sí podemos lograrlo, Él es amor y es nuestro ejemplo.

Por Roxana de Pérez

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