¿Cómo le enseño paciencia a mi hijo pequeño?

Cuando hablamos de paciencia debemos tener claro que es un rasgo de la personalidad y el carácter, por lo tanto, habrá personas que tendrán marcado este rasgo de forma predeterminada, mientras que otras deberán trabajarlo más. Cuando veo a mis dos hijos (3 y 7 años) claramente puedo ver que en uno de ellos ese rasgo está más marcado que en el otro, a pesar de que ambos han sido educados en el mismo entorno y con los mismos principios.

Ahora bien, el hecho de que la paciencia sea algo que cada persona ya trae en su propia configuración no significa que no pueda desarrollarse y pulirse hasta llegar a convertirla en una virtud.

La paciencia es un arma tan poderosa que incluso el libro de Proverbios en uno de sus versículos nos indica que es mejor ser paciente que valiente. Textualmente dice así: “Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades” (Proverbios 16:32).

Para lograr muchas cosas se requiere de valentía. Dios nos exhorta a ser valientes, sin embargo, muchas de Sus promesas se alcanzan solo hasta que aprendemos a esperar pacientemente, lo cual significa que en determinadas situaciones la paciencia es una forma poderosa de alcanzar lo que deseamos, incluso más que la propia valentía.

Si bien es cierto que la mayoría de nosotros estamos en un aprendizaje constante para lograr pulir esta virtud, ¡qué mejor momento que empezar desde que se es niño! Esto es un verdadero reto en el mundo actual ya que nuestros hijos están creciendo en una sociedad que busca satisfacer de forma inmediata todos sus deseos. Ahora, ver un capítulo de una caricatura favorita es tan simple como encender el televisor, el celular o la tableta, a diferencia de cuando nosotros fuimos niños y teníamos que esperar todo un día o una semana entera para ver un siguiente capítulo, y sin que nosotros pudiésemos elegir cuál.

A continuación algunos consejos que pueden ayudar a nuestros hijos a desarrollar paciencia:

  1. Evita caer en la tentación de satisfacer todos los deseos de tus hijos. A veces ese puede ser el camino más fácil porque estarás evitando un berrinche, un desgaste emocional o un mal momento; sin embargo, el mensaje que estás dando no es bueno.
  2. Como padres creemos que es necesario que nuestros hijos estén siempre en alguna actividad, ya sea física, intelectual o de alguna índole similar; sin embargo, también es importante que ellos aprendan a lidiar con momentos de “aburrimiento” sin que nosotros tengamos que intervenir. Con esto no me refiero a que los dejemos toda una mañana sin interacción alguna, sino a que aprendan a desarrollar su creatividad, sus juegos, sus propias ideas y, sí: que eventualmente aprendan a aburrirse porque no seremos nosotros quienes les estén procurando siempre todas las actividades a su disposición.
  3. Enséñales que ir más rápido no siempre significa ganar o terminar primero. Hay muchos ejemplos de la vida cotidiana que demuestran esto y en donde puedes aplicarlo.
  4. Establece metas con tus hijos que no necesariamente se cumplan en un corto plazo; idealmente si estas metas implican que tus hijos deban realizar algún esfuerzo para obtenerla. Esto ayudará a que ellos valoren el sentido del trabajo, del esfuerzo y de la justa espera. Puedes contarles historias de la Biblia para que vean cómo muchos hombres y mujeres de Dios alcanzaron Sus promesas con paciencia. “A fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12). 

La paciencia —como la mayoría de virtudes que vale la pena desarrollar— no sucede de la noche a la mañana. Inculcarla en los niños requerirá mucho compromiso, dedicación y ejemplo de parte de los padres, por lo que nosotros como padres también debemos llenarnos de paciencia para ir puliendo esta virtud en nuestros hijos.

 

Mariano Fernández

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